Iglesia Evangélica Luterana La Trinidad
Libres por gracia, para vivir en gracia
Actualizado: 5 mar 2019
Juan 15: 1-5

La historia de La Reforma de la Iglesia Cristiana del siglo XVI, impulsada por Lutero, y luego esparcida por el mundo por sus seguidores fue un rayo de esperanza para muchos. El Evangelio de Jesús, su gracia inigualable, su amor perdonador, la libertad de conciencia, la amistad de Dios eran ahora proclamadas libremente y un movimiento sin precedentes, crecía en el mundo conocido de entonces. Una nueva forma de ser iglesia creció y se estableció en muchos lugares, pero junto a tal crecimiento, creció también el orgullo en ambos lados, creció la intolerancia, la descalificación y el odio. No es casualidad que tales realidades llevaran a que los conflictos se transformaran muy pronto en violencia, guerras y muerte.
Al mirar a ese pasado, no nos enorgullecemos de lo que significó y ciertamente debemos reconocer que entristecimos el corazón de Dios, al usar la verdad de su glorioso Evangelio para descalificar y hasta violentar a aquellos que no pensaban igual que nosotros. Mucho ha sucedido desde entonces. El Espíritu de Dios nos ha enseñado y mostrado que la gracia gratuita de Dios es un gran tesoro que estamos llamados a compartir y a entregar con humildad a toda persona sin distinción. La gracia que nos ha encontrado y abrazado no conoce límites de género, orientación, sexual, nacionalidad, edad, denominación religiosa... esta gracia superabundante anunciada por Jesús es libre y gratuita para todos los seres humanos.
El evangelio de hoy, se encuentra en San Juan, capítulo 15 y es el llamado que hace Jesús a sus discípulos a permanecer unidos a él, y para ejemplificar esa unidad, usa la imagen de la vid y de sus pámpanos: Jesús es la vid y nosotros, los pámpanos: los frutos de esta hermosa vid nada podemos hacer separados de Jesús, nada sale bien cuando cortamos los lazos que nos unen a él. Hoy al conmemorar los 499 años desde que la luz de Dios remeció a la iglesia, nosotros y nosotras, los hijos e hijas de La Reforma, pedimos perdón si no hemos sido fieles o no hemos permanecido en el amor de Dios como debíamos hacerlo. Pedimos perdón si alguna vez hemos usado ese regalo de Dios para descalificar o rechazar a otras personas. También, nos comprometemos a dar fruto, a permanecer hoy más que nunca, más unidos a nuestro Señor y Salvador, para dar los frutos dignos de su reino y de su nombre: frutos de amor, paz, benignidad, misericordia y bondad.
En Lund, oramos junto al Papa Francisco, en Chile junto a las autoridades eclesiásticas de la Iglesia Católica Romana. Son tiempos de encuentros, de diálogos, de nuevas formas de enfrentarnos a la Palabra Viviente que nos sigue interpelando y que nos sigue llenando el alma, a tal punto, que no podemos dejar de estar unidos a él, ni de dar el testimonio de gracia que nos ha regalado. Solo a ese Señor de gracia, Jesucristo, sea toda honra y gloria, ahora y siempre. Amén.
Pastor Marcelo Huenulef
28 de Octubre de 2016